Raudo pasó por sobre mi cabeza, sin verlo sentí su pecho en la piel, ni se mosqueó cuando me volteé. Parece q va rápido, el caballo de nube, parece q la estampida no termina ni hoy ni algún día, gozando su ortodoxa libertad que desenpunta en pelintud de varias cosas, además de aire y aire y movimiento. Impreso en la atmósfera quedó la voz de libertad, un eco relinchando amoralidad sobre la finitud de mis razones. Quedó patente que volar puede ser muchas cosas, pero que hay alas que no aceptan limitaciones, no superiores sino tan intensas, por eso ajenas. Y es que cuando el huracán está acá todos los hombres se aferran a la tierra.
Este estilo surgió poco de mí, prosa pero jugando con el lenguaje como en una poesía, o más bien, como en Cortázar. Data supuestamente de Enero de 2007